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La Carrera del Viernes Santo
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La Carrera del Viernes Santo


Por Tito Borrego Santos.


Queridos amigos:

Cuando va pasando el tiempo y hemos vivido avatares, satisfacciones, aseguradas y satisfecha gran parte de nuestras necesidades, evocamos otras épocas y con cariño ciertas tradiciones.

Nuestro pequeño pueblo no celebraba grandes eventos porque no disponía de población ni de infraestructuras. Si disponía de tradiciones relacionadas con cada fecha y época del año, como los pueblos vecinos, pero características y que los naturales de Palencia de Negrilla sentíamos como nuestras. Así, por ejemplo, cada pueblo tiene su Patrón/Patrona y su fiesta, todas parecidas, pero diferentes y las nuestras las sentimos como propias. Forman parte de nosotros, como lo forman las calles, las charcas, los caminos de nuestra querida Palencia.

Entre otras tradiciones, quizás influenciado por las fechas, quiero recordar nuestra Semana Santa:

Las ceremonias religiosas son similares en toda la Iglesia Católica, pero si observamos las tradiciones, la más característica de nuestro pueblo es La carrera, no es exclusivamente nuestra, la compartimos muy gustosos con nuestros vecinos de Negrilla de Palencia. No es frecuente un intercambio de procesiones entre parroquias vecinas.

La carrera que, en sí, es una procesión religiosa que celebramos en la mañana del Viernes Santo desde nuestra iglesia a la iglesia del pueblo vecino, pudiéramos decir que era como una ilusión. Chicos, grandes, hombres y mujeres nos poníamos “guapos” de tiros largos, para ir hasta Negrilla. no era lo más importante la connotación demasiado religiosa, aunque sin embargo es un acto religioso, ya que somos como somos y los naturales de esta tierra no nos caracterizamos por ser muy de promesas, ni hacemos alardes estentóreos de nuestra fe, simplemente cuando hay que estar, estamos.

En los portales de nuestra Iglesia, antes de iniciarse la procesión se subastaban los brazos de las andas y los Cristos, cuyas pujas no eran ni excesivas ni cuantiosas y una vez rematados, comenzaba la procesión. Antes que las imágenes salieran a la calle, los hombres, rompían a cantar unos bellos versos del romance La Pasión de Cristo de Lope de Vega. Se dividían de “persé” en dos grupos y cada uno de ellos, entonaba una estrofa.

Había un ensayo dentro de nuestra querida Iglesia la noche del Jueves Santo. Pero sin duda, la “faena grande” se lucía la mañana del Viernes Santo.

Ni que decir tiene, que entre ambos grupos había su “pique” y era un honor no perderse en las numerosas estrofas, muchos hombres consultaban sus cuadernos con los versos. Algunas personas, los sabían de memoria.

Un emocionante y emotivo momento era la entrada en la Iglesia de Negrilla ya que, por su estructura y bóveda, está muy adecuada para la sonoridad del canto. A esto hay que sumarle el que queramos o no y sin animo peyorativo, el canto de los hombres es como más solemne, más de fuerza, y como quiera que en los actos religiosos los cánticos los protagonizan las mujeres, cuando cantaban los hombres, daban una gran solemnidad al acto. (era bonito contemplar a aquellos hombres, organizados en dos grupos, respondiéndose unos a otros en sana competencia melódica)

En La carrera, tras las imágenes, caminaba en procesión el Sr. Cura, las mujeres, los mayores y las jóvenes que también entonaban sus propios cantos. A medio camino nos cruzábamos con las personas de Negrilla que hacían el recorrido inverso. Quiero recordar que al iniciarse la procesión y como momento de la salida se daba una campanada para que la oyeran en Negrilla y ellos a la vez partieran también en procesión. Lo de la campanada era curioso, ya que de pequeños nos “decían” que los días de Semana Santa, estaba prohibido tocar las campanas y así era, ya que los toques a los oficios se daban con las carracas, (llamadas también matracas en otros lugares).

En recuerdo a que los versos no se pierdan, navegando en Internet, he conseguido recuperarlos y los cuelgo a continuación, con la ilusión de que alguna otra persona que recuerde esta tradición, vuelque en la página, (aprovechando la oportunidad que la tecnología nos proporciona) apuntes que nos recuerde detalles y pormenores de ésta y otras queridas y olvidadas tradiciones.

Anastasio Borrego Santos
Abril de 2010

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